viernes, 15 de mayo de 2015

Siempre imposible

Él me hacía sentir extrañamente feliz. Sí, nuevamente la muchachita lenteojuda había caído ante sus encantos. Era inexplicable como luego de casi 5 años, él aún sabía como tocar mi fibra más sensible y hacerme sentir tantas cosas al mismo tiempo.
 Temblé y sentí un cosquilleo en la panza en ese primer encuentro. Y días después, sin siquiera planearlo, me vi envuelta en una tormenta de sentimientos que ni él ni yo quizá
imaginamos. No es un chico perfecto. Es quizá el más imperfecto de todos los que he conocido, pero me hace feliz. Sí, con todos y cada uno de sus errores, me hace raramente feliz.

Es mi mejor amigo, confidente, quien puede volverme la mujer más celosa o la más segura con unas pocas palabras, a veces mi cable a tierra, mi psicólogo personal y el pequeño pecado que siempre vuelvo a cometer. 
No sé que significo para él, pero tengo claro lo que él significa para mí. Y aunque él trate de convencerme de que no tengo mis sentimientos claros, yo estoy muy segura de que lo quiero en mi vida mucho tiempo más. No importa la forma, el momento ni el lugar, solo que esté ahí. Solo quiero que entienda que es una persona increíble y que con todo lo malo o bueno que pueda ser se ha ganado una partecita importante de mi corazón. Una partecita que siempre va a ser suya aunque nadie más lo sepa. Él es de esas personas que una necesita cerca, de esas que te marcan la vida, algo así como un amor imposible. 

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