Mirando su rostro fijamente pude darme cuenta de que ya es parte de mi vida.
Mirando sus ojos me sumergí en ellos y navegué en el fondo de su corazón.
Mirando sus labios supe que querían que fueran ellos lo que me dijeran "buenos días" cada mañana.
Mirando sus manos pude darme cuenta que deseo sean las que me guíen siempre.
Mirando su caminar me di cuenta de que es seguro y firme y podrá defenderme.
Mirando sus piernas supe que si yo me canso, estarían prestas a caminar por mí.
Mirando sus pies supe que están listos para empezar una gran caminata.
Miré todo eso en él.
Pero lo que más me gustó fue poder ver su alma y saber que estaría unida a la mía una eternidad.